martes, 24 de octubre de 2017

Mi gato es bilingüe (III)

Larsson me ha enseñado muchas cosas, algunas de ellas ya las listé el otro día. Tranquilos! que no me voy a repetir. Releyendo la entrada me di cuenta de que me había olvidado de una muy importante (a saber donde tengo la cabeza).
Además no se me olvidó una cualquiera, creo que se me olvidó nombrar una de la cosas más importantes que me ha enseñado (y que además me recuerda casi a diario).

Mi gato me ha enseñado a no valoran las cosas por su precio o valor económico. Me enseñó a que no por gastarte un dineral en un regalo ha de ser obligatoriamente mejor o tiene porqué gustar más a su destinatario que otro de menor valor económico.
Muchos estaréis pensando, claro lo importante es que sea un regalo hecho desde el cariño, algo pensando en el destinatario... pues no! estáis muy confundidos. En el caso de los gatos (de Larsson he aprendido muchas cosas, pero todas ellas muy felinas), las enseñanzas humanas me toca aprenderlas por mi misma.


A lo que iba, queme lío yo sola. En el caso de los gatos, el interés que demuestran por un regalo ( o cualquier cosa que les compres) es inversamente proporcional a la ilusión con que se lo compres.

Ya te puedes gastar una millonada es el mejor árbol rascador para gatos del mercado, con 5 niveles, escaleras, cuevas varias, cuerdas e incluso suelo radiante y WiFi. Que él preferirá la caja. Siempre la caja. Podéis ver más ejemplos en este enlace.


Le puedes comprar un láser, con la ilusión de pasar horas jugando con el puntero de color rojo y el gato. Él ni se inmutará. Sin embargo el alambre de cerrar la bolsa del pan de molde, es su mayor tesoro. Puede pasar horas, qué digo horas, días! jugando con ello sin cansarse.

Puedes comprarle las más bonita y adorable cesta de mimbre con cojín extremadamente mullido para proporcionarle un descanso agradable. Ni la mirará. Ahora, tumbarse sobre la ropa (sobre todo si es la de arreglar o la de ir al trabajo) y llenarla de pelo es, sin duda, lo más cómodo y reconfortante del mundo.


Cualquier juguete específico para gatos (con cascabeles, forma de ratón o colorines) no le gustará. De hecho es muy probable que lo tenga miedo. Ahora, una bola de papel de aluminio, una buena bola de papel de aluminio...para qué queremos más! el mejor de los juguetes.

El mismo principio se puede aplicar a la comida. Nunca se sabe que tipo de comida le va a gustar. El precio no es garantía de acierto. Se han dado casos que la comida Gourmet con delicias del mar no le gusta. Sin embargo le privan mis plantas. A sabiendas de que su estómago no las tolera y no las digiera adecuadamente. Ellos son así.
Me gustaría en este punto hacer un pequeño inciso. Los perros son omnívoros, es decir puede comer de todo. Carne, pescado, vegetales... Sin embargo, los gatos son carnívoros, es decir se deben de alimentar a base de carne. Por eso al comer plantas suele vomitar.
Aunque realmente donde me gustaría hacer hincapié, es que a ninguno de ellos,a ninguna de las especies hay que darles de comer comidas azucaradas, ni dulces, no chocolates..NADA! para ellos es veneno.

Como conclusión, de las enseñanzas de Larsson. No merece la pena gastarse el dinero, él le dará le valor adecuado y que él considera correcto. O sino... un consejo que nunca falla: una caja, de cualquier tamaño, color o apariencia, una caja siempre les gusta. Acierto seguro. Siempre.




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