domingo, 15 de octubre de 2017

Vivir en el extranjero sin conocer el idioma

En varias ocasiones ha salido el tema y ya lo he comentado, vivo en Alemania. Desde hace ya... unos pocos años. Miedo me da pensar los años que llevo aquí, es increíble lo rápido que pasa el tiempo.
Con el paso del tiempo sin darme cuenta me he ido adaptando a la vida aquí, a sus costumbres, horarios... pero al principio (bueno y al final, y siempre), todo es complicado.

Voy a hablar de eso, de vivir al extranjero, además sin conocer el idioma del país de destino y  cómo sobrevivir en el intento. Remarco lo del sin conocer el idioma, porque la barrera del idioma lo hace todo más difícil (aún). Irse fuera es difícil. Cambiar de país no es fácil para nadie. Todo es diferente, burocracias (que siempre son un rollo), papeleos, nuevas costumbres, leyes...y encima sólo, allí no tienes ni familia que te pueda echar una mano, no tienes amigos (aún) y toca lidiar sólo con todo ello.

  • Toca pelearse con la burocracia extranjera.
  • Toca aprender a manejar la lavadora (lo de usar ropa interior de usar y tirar a la larga no compensa).
  • Toca aprender a cocinar (porque no solo de pasta vive el hombre).
  • Te conviertes en un experto buscando vuelos baratos para ir a casa en navidad (o cualquier época del año). Todos sabemos que muchas personas dicen que irán a visitarte pero al final... pues eso. 
  • Te das cuenta de que pasar un fin de semana en casa es más caro/complicado de lo que imaginaste:
    • Vuelo.
    • Desplazamiento hasta aeropuerto de salida. Y muchas veces desplazamientos del aeropuerto de destino a casa (lo que empeora si vives en una ciudad pequeña y/o poco turística).
    • Hay que pedir al menos un día de vacaciones en el trabajo (viernes, lunes o ambos).
    • Poca gente valora el esfuerzo que hacemos los que vivimos fuera cada vez que tenemos que ir a casa.
  • Aprendes a enseñar a tu madre a usar Skype y/o Whatsapp (o guasa como lo llaman ellas). Un aplauso para todas esas madres que se han visto obligadas a hacerse una cuenta de correo electrónico (sin saber muy bien qué es ni para qué lo necesitan). Un aplauso por su capacidad de adaptación a los tiempos modernos. Un aplauso porque poco a poco se han convertido en auténticas madres 2.0, expertas en las nuevas tecnologías y aplicaciones móviles. Mucho se habla de la generación que nos hemos ido fuera, pero poco habla de esas madres que han sabido adaptarse a ello sin quejarse (o muy poco).@todaslasmadres #soislasmejores.

Pero si a todos estos problemas le sumamos la barrera del idioma. Todo se vuelve más divertido. Sí, sí divertido, ya sabéis esas risas nerviosas, de esas que ríes por no llorar.

  • Irte a vivir al extranjero (sin conocer el idioma del país de destino) es vivir con el 20% de la información. Al principio captas palabras sueltas, ideas... al resto le echas imaginación y con ello van tirando. Continuamente te sientes como cuando en inglés te mandaban un ejercicio que consistía en completar un texto al que le faltaban algunas palabras. Pero en ese texto hay mas espacios en blanco que texto.  
  • Irte a vivir al extranjero (sin conocer el idioma del país de destino) es aprender a escuchar. Cuando se aprende un idioma, es más fácil entenderlo que hablarlo. Puedes seguir perfectamente una conversación. Pero cuando te toca opinar de ello...puff entran sudores fríos.
  • Irte a vivir al extranjero (sin conocer el idioma del país de destino) es aprender a hablar sólo cuando es realmente importante. Antes de empezar a hablar te planteas si el esfuerzo que requiere contarlo merece la pena. También te planteas si cuando empieces a hablar vas a saber terminar la frase (dignamente).
  • Irte a vivir al extranjero (sin conocer el idioma del país de destino) es prepararte las conversaciones antes de salir de casa. Si te hace falta por ejemplo un ventilador, antes de ir a Madia Markt buscas cómo se dice ventilador en ese idioma, te preparas una pequeña conversación. Lo malo es que normalmente no suele funcionar y una vez allí la conversación no evoluciona como pensaste te contestan algo que no esperabas. Por tanto no te has preparado. Pero aun así escuchas todo lo que te dicen ,asientes de vez en cuando con la cabeza (no vayan a pensar que no lo estas entendiendo) y dices "si si" a todo. Y te vas (llorando).

Mi cara intentando entender algo

  • Irte a vivir al extranjero (sin conocer el idioma del país de destino) es cortarte el pelo sólo cuando vas a casa. A ver cómo le explicas al peluquero que te corte sólo las puntas, que te quite volumen y que lo quieres un poquito desfilado (pero sin pasarse).
  • Irte a vivir al extranjero (sin conocer el idioma del país de destino) es que cada entrevista de trabajo sea más un examen de idiomas que una entrevista de trabajo. Es tener la sensación de que se valora más tus conocimientos del idioma que tus conocimientos (técnicos en mi caso). Que no soy traductora!.
  • Irte a vivir al extranjero (sin conocer el idioma del país de destino) es desesperarte con la pronunciación. Es pensar que lo has pronunciado correctamente pero aún así no te entiendan una palabra. Y cuando por fin parece que te entienden, lo dicen ellos exactamente igual a como tú lo pronunciaste. 😡
Pero pese a todos los problemas, he de decir que la experiencia recompensa, de todo se aprende, el proceso de aprendizaje es más corto de lo que parece, al final amigos y familia siempre están ahí y conoces nuevos amigos (que además son tu familia) en tu nuevo país.

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