jueves, 21 de septiembre de 2017

Mi gato es bilingüe

Hace aproximadamente tres años y poco me hicieron uno de los mejores regalos que me podían hacer. La posibilidad de tener un gato. Sí, habéis leído bien. La posibilidad de tener un gato, no un gato en sí.

En Alemania, lo común es que no te permitan tener mascotas en las casa. Es complicado conseguir que te permitan tener uno, por eso cuando recibí la noticia.Tras días de duras negociaciones, teníamos el SÍ, se nos permitía tener un gato en casa. Fue uno de los días más felices de mi vida. No exagero.

 Los que me conocéis sabéis que además de adorar los animales (todos), además necesito tener animales cerca y son uno de mis temas de conversación preferido. Puedo prescindir de muchas otras cosa, pero sin animales cerca todo me resulta más difícil.

Barajé la opción de tener un perro, pero siendo realista, no podría dedicarle el tiempo que necesita y que se  merece. Habría sido muy egoísta tener un perro. Un gato es la mejor opción. Son más independientes, tienen el baño en casa, no hace falta sacarlos de paseo y pueden pasar ocho horas (o más) en casa solos. Aunque por experiencia he de decir que los gatos están deseando de que lleguemos a casa después del trabajo para contarnos lo que han hecho durante el día (hay gatos muy habladores), están deseando recibir su ración de cariño y de paso que les demos (un poco más) de comer, je je,

Me encantan los animales. Todos. Me dan igual gatos, que perros, que periquitos, que ... el que sea. Todos los animales merecen ser tratados con el respeto que se merecen, como seres vivos que son. No entiendo cómo hay gente capaz de maltratar, abandonar o tener en condiciones insalubres a los animales. En serio, no lo entiendo.


Sigo por donde iba, mi regalo. La posibilidad de tener un gato. Llamadlo destino o casualidades de la vida. Al poco de recibir mi regalazo, me enteré que una persona no podía hacerse cargo por más tiempo de su gato y lo iba a llevar a la perrera. Por lo que decidimos adoptar al animal y evitar así que pasara por ese trámite tan poco agradable que es ir a la perrera.
Por supuesto que me encanta los gatitos pequeños, los cachorros son muy adorable. Pero yo prefiero dar una segunda oportunidad a gatos, (o en caso de haber podido) perros que hayan sido abandonados. Las perreras están llenas. Hay un montón de perros y gatos que están deseando volver a ser felices en un nuevo hogar. Están deseando de volver a recibir y dar cariño. Si estáis pensando adquirir una mascota, por favor pasar primero por la perrera que más cerca os pille, hay un montón en todas las ciudades y por desgracia todas están llenas. Dad una segunda oportunidad a cualquiera de los animales que hay allí, os aseguro que no os arrepentiréis.



Pero por supuesto, antes de llevaron un animal a casa, sed conscientes de la responsabilidad que ello conlleva. Hay que cuidarlos, alimentarlos, darles cariño, llevarlos al veterinario. Pensad qué haréis con el nuevo miembro de la familia cuando vayáis de vacaciones... no es como comprarse una bici que la dejas aparcada y punto. Estamos hablando de seres vivos.
Sed responsables antes de adquirir un animal. No so dejéis llevar por un capricho. Por desgracia,  por culpa de personas irresponsables las perreras (y las cunetas) están llenas de animales abandonados.


Pues eso, que decidí hacerme cargo de Karlsson (que así se llamaba entonces) antes de que el pobre acabara en la perrera.

Cuando llego a casa tenía dos años. Nos avisaron de que era un gato agresivo, poco amigable y que solía morder. Vamos, una joya. Aún así y con esta carta de presentación algo me decía que ese gato merecía una segunda oportunidad y nosotros estábamos dispuestos a dársela.
Cuando fuimos a por el nos costó bastante meterlo en el transportín, su antigua dueña lo tenía miedo y no se atrevía a cogerlo. Cuando llegó a casa se metió debajo de una cama y tardó casi una semana en salir.  En casa, su nuevo hogar no se le obligó a nada. Le dimos su tiempo, un cambio tan grande no es fácil. Él no entendía nada, todo era nuevo, diferente, casa nueva, gente nueva, idioma nuevo(él hasta entonces sólo había escuchado alemán y de repente... español!) demasiado cambio.

Después de los primeros días de susto, Larsson. Que así se llama ahora. Fue rebautizado debido a mi incapacidad para decir Karlsson, no se pronunciarlo, por lo que sea no se decirlo y una sutil diferencia que a mi me hace la vida más fácil y a Larsson (creo) le da igual. Por lo menos nunca se ha quejado.
Larsson se fue adaptando poco a poco a la vida en su nuevo hogar. Tras más de tres años con nosotros he de decir que nunca le vi una actitud agresiva, nunca muerde (a no se que sea jugando y en esos casos no aprieta), ha prendido español (por lo menos las palabras más importantes como comida o yogur), se ha convertido en el dueño de la casa y aparte de ser el gato más suave y bonito del mundo, a demostrado con creces que es el gato más mimoso que te puedes echar a la cara. Necesita altas dosis de cariños todos los días.


Todo el mundo merece una segunda oportunidad.



No hay comentarios:

Publicar un comentario